Queridos lectores:
¡He cumplido mi promesa! La verdad es que poder escribir aquí con toda la libertad del mundo es lo más agradable que puedo hacer ahora mismo. Bueno, hoy, he decidido escribir de un tema del cual, no me gusta mucho hablar: equivocarse.
Hoy ha sido un día en el que he estado "sembrada" (como diría mi padre). He cometido muchos fallos, lo cual me agobia muchísimo. Todo ha empezado cuando he salido del colegio. He ido con mi madre para esperar a mi hermana, pero ella no salía. Mamá se había ido a buscarla cuando justamente, ¡bam! Sale del colegio. Entonces, vamos las dos a buscarla y, no recuerdo porqué, nos enzarzamos en una bronca bastante fuerte. A partir de ahí, he seguido cometiendo errores consecutivamente.
Al final, he tenido que subir a mi habitación para no seguir molestando más a la gente. Sin embargo, al rato de estar arriba, mi padre subió para ver si tenía algo que decir. Realmente, hoy no me he portado como una persona: he sido agresiva, maleducada y sobre todo mala persona.
Pero no sabéis lo bien que me he sentido cuando le he pedido disculpas a todos a los cuales les había hecho daño (que eran bastantes, por cierto). Reconocer tus errores nunca es fácil: hay veces que piensas que no haces nada mal o simplemente no lo sientes. Pero, lo digo por experiencia, estar bien con los que te rodean es algo maravilloso. Además, equivocarse es algo inevitable. Ley de vida.
¡Por fin he recibido mis primeras solicitudes! ¡Gracias a todos! 💋
Queridos lectores:
Ya sé que hace demasiado tiempo que no escribía y os prometí que eso no iba a pasar. Pero han pasado muchas cosas (entre ellas que me olvidé de la contraseña y me ha costado vida y media recuperarla). He hecho algunos avances con mi recuperación... pero también un gran retroceso.
Hace ya más o menos un mes y poco me empezó a pasar algo que no me ocurría desde que estaba realmente mal: no tener ganas de comer. Sí, ya sé lo que os dije (y es verdad) de que comer no engorda, pero hay veces en las cuales la cabeza toma el rumbo que le parece.
Mi madre normalmente, cuando sirve la comida, dice: "¿Así está bien? ¿Quieres un poco más?" Yo, obviamente, le decía que me pusiera lo que le parecía (que es lo mismo que la ración) y ahora, decirlo, es una manía que no me puedo quitar. Aunque, más que manía, es un miedo muy intenso a que me pongan más de lo que me corresponde. Pero al final, con mis quejas, sólo consigo que me pongan menos de lo que debería comer.
También se me ha olvidado completamente comentaros que estuve esquiando una semana con el colegio. ¡Fue alucinante! Estuve una semana sola y me las apañé bastante bien. Pero cuando volví, había perdido algo de peso lo cual se pasó por alto ya que en esa semana no había parado. Pero en la siguiente revisión también perdí. Tengo médico en 8 días y estoy muerta de miedo. Todos los días, antes de irme a dormir me digo: "A partir de mañana, comerás lo que te pongan." Pero nunca lo consigo.
Por favor, si podéis, ayudarme con este parón que estoy teniendo. ¡Un beso! 🙋